Paradise Lost
Es este un lugar que resulta dificil creer que exista. Incluso ahora, que estoy en él, mirando a la nada en todas las direcciones. Por eso he venido aqui a llamarte. Nunca has estado aqui, pero aqui yaces entre las flores que son mis sueños como la Ofelia de Millais. Inerte como en mi memoria, irreal como este mismo lugar. Que resulta dificl creer que existe. Inerte porque yo te maté de tanto quererte.
En este lugar irreal tu voz suena como si te hubieses ido. Como siempre cuando la oigo, todo da la vuelta, arranca, se ilumina, se oscurece, yo que se. Pero tu voz está camino de otra parte. Camino de su camino. Tu voz está de viaje solo porque no va hacia donde yo había soñado antes de venir a este lugar que resulta dificil creer que exista. Al que había venido sólo para llamarte.
Después de tanto viaje, de tanto salitre en mis labios, cualquiera puede ver que no quiero salir del mar. Abandonar la corva nave para poner pie en una tierra que no es con la que yo soñaba en las largas noches bajo el cielo del ponto. Porque Citerea solo existe en mis cartas de navegación. Solo en las mías.
Pero tu voz sonaba serena. Feliz, diría. Calmada, madura. Desde este lugar que resulta dificil creer que exista, tu voz daba el timbre de una realidad que siempre me resultó dificil creer que existe.
Mientras, mis sueños flotan en el agua serena de este lugar irreal, rodeando tu recuerdo inerte, algo que nunca fuiste tu. Ojala ahora pueda amarte a ti, y no a tu reflejo en el lago de mis sueños egoistas. Como la Ofelia de Millais.
En este lugar irreal tu voz suena como si te hubieses ido. Como siempre cuando la oigo, todo da la vuelta, arranca, se ilumina, se oscurece, yo que se. Pero tu voz está camino de otra parte. Camino de su camino. Tu voz está de viaje solo porque no va hacia donde yo había soñado antes de venir a este lugar que resulta dificil creer que exista. Al que había venido sólo para llamarte.
Después de tanto viaje, de tanto salitre en mis labios, cualquiera puede ver que no quiero salir del mar. Abandonar la corva nave para poner pie en una tierra que no es con la que yo soñaba en las largas noches bajo el cielo del ponto. Porque Citerea solo existe en mis cartas de navegación. Solo en las mías.
Pero tu voz sonaba serena. Feliz, diría. Calmada, madura. Desde este lugar que resulta dificil creer que exista, tu voz daba el timbre de una realidad que siempre me resultó dificil creer que existe.
Mientras, mis sueños flotan en el agua serena de este lugar irreal, rodeando tu recuerdo inerte, algo que nunca fuiste tu. Ojala ahora pueda amarte a ti, y no a tu reflejo en el lago de mis sueños egoistas. Como la Ofelia de Millais.
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