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El señor de las arenas

Boreas

Boreas

Sin saber muy bien por qué. O sabiéndolo del todo, como tantas otras veces.

He sentido la necesidad de reabrir esta ventana. En la semana en la que pisé la nieve en Remolinos y luego en Ordesa. Por las mismas razones vaporosas que me llevaron a cerrarlo. 

Si a alguien le interesaba, seguirá viniendo. A quien le diese igual, seguirá ignorándolo. Siempre pensé que El Señor de las Arenas era una vía de comunicación, aunque fuese tan débil como un mensaje en una botella.

Ahora que sé que es sólo un agujero en el suelo, ahora puedo reabrirlo tranquilo.

 

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