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El señor de las arenas

Sueños perdidos

Sueños perdidos

Ya no te toco en mis sueños.

Recuerdo casi todos y cada uno de los sueños en los que has aparecido. Pero especialmente el primero. En el que te besaba, en el patio de un colegio perdido en la memoria, del que no recuerdo casi nada más que aquel rincón en el que en el sueño que recuerdo te besaba en la boca como un actor de Hollywood. Teníamos cinco años. 

Y casi aún siento en el pecho el peso dulce e inexistente de aquella vez en la que soñé que no hacíamos nada. Simplemente te apoyabas sobre mi, tu cabeza en mi pecho, mientras ambos mirábamos un paisaje. No hacíamos nada, sólo nos fundíamos en uno.

Recuerdo cómo venías a mi casa, una casa que no existe, cómo me abrazabas, cómo, reina taumaturga, me curabas sólo con cogerme la mano.

Fue hace mucho, en el futuro. Ahora sueño que te veo de refilón en un coche, y ni siquiera puedes saludarme.

Ya ni siquiera en mis sueños puedo alcanzarte 

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