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El señor de las arenas

Straigth Story

Straigth Story

Como una piedra, que se deja llevar en el agua para encontrar el camino más corto hacia el fondo, que es su objetivo.

Si es que hubiese fondo...

Huida en círculo

Huida en círculo

Al final, querido parásito, pareces ser más fuerte que yo, o al menos igual.

Tanto tiempo has habitado dentro de mi, desde hace tantos años, que a estas alturas me resulta difícil saber cuándo hablo de tí y cuando de mí. Y hasta qué punto seamos diferentes.

He comprendido, aunque tarde, como siempre, que en realidad tú no eres otro que una parte indisoluble de mí.

Al final, no había nada que curar. Sólo había que adaptarse a unas nuevas ordenes, a unas nuevas restricciones.

Eso que tan mal se me ha dado siempre, paradójicamente.

Sin palabras

Sin palabras

Estás ahi.

Siempre, emboscada entre mis libros, a la espera en los escaparates.

Soplando canciones a mi oido, desde altavoces fantasmas. En los ojos de otras, como un conjuro que roba el alma.

Estas siempre, para que te ame, para que te odie. En mi llanto ansioso, en el llanto con el que humedeces mi pecho. En ese bar.

En el abrazo de esta mañana.

Todas mis palabras son vacías. Mis intentos, las huidas. Al final, sólo estás tú.

No yo, tú eres Itaca. El más amado lugar, al que sólo podre llegar al final de todo, justo antes del final.

Te quiero

Sin respuesta

Sin respuesta

Todas las dunas se parecen. Ya he vivido esto.

Entre el limbo de mi cálculo irracional (inoportuna paradoja) y el reino de lo verosimil. Alimentado por indicios imposibles que surgen siempre del mismo escenario manipulado por mi.

Ante un eco que ni siquiera contesta con evasivas a lo que se le pregunta.

Como si no existiera, como si no mereciese respuesta. Como si pudiera hacer de tí y de mí en este anfiteatro de las arenas.

Ya he vivido esto. Ahora recuerdo cuánto dolía.

Dies atri

Dies atri

M

M

Como si todo volviese. La emoción, el estímulo, el miedo, la turbación, la oscuridad, el timbre de tu voz, tu nombre desconocido.

Ahora comprendo la eternidad que ha pasado.

Es leve, casi imperceptible. Es extraño, dificil de describir. Envuelto en razón delirante, como los sueños cielos de Ptolomeo, repleto de rigurosa superstición. Pero tan intenso que da vida por si solo.

Me he esforzado tanto en ocultarme durante estos años en el desierto como por amar a las piedras. Y después de todo, aparece este viento húmedo del pasado, con aroma a tierra mojada.

Era esto, estoy seguro, lo que hace valer la pena no haber muerto en las arenas. Lo que me ha mantenido vivo, en el fondo.

Es tarde ya, la travesía me espera.

Centro

Centro

Quizá después de todo, soy el único que no lo sabía.

Después de los llantos, los versos, los caminos cortados, los cortados sin camino.

Todo el rato hablaba de ti.

No hay una puerta en el horizonte del mar.

Soy esclavo tuyo, para siempre, encerrado en un mundo hecho a mi medida.

Solo puedo aspirar a elegir acompañado de quien dedico mi tiempo a añorar tu gloria

Eros y Thanatos, claro

El soplo de la peste...

El soplo de la peste...

Doce Mercali

El señor de Solihull

El señor de Solihull

Me soportas

Con tus anchas y ancianas entrañas. Inglesas

Hemos vivido juntos, por eso sabes de mi más que muchos que tienen más conexiones neuronales. Pero tu comprendes.

Te maltrato, como estupido que soy, como maltrato a todo lo que amo. Pero me soportas, y me enseñas

Con tu ronca voz, en medio de la lluvia, rodeado del caos de la gran ciudad, o en la estela polvorienta de un paisaje

Cada vez que me llevas, con tus lentas acciones, tus lentas palabras, me haces mejor.

Como a un torpe Adso de Melk. Nunca serás Lord. Pero eres sabio.

Se que tu tiempo llegará un día. Antes que el mío. Pero ya eres inmortal.

Sólo eres un coche. Maestro.

Guy Montag

Guy Montag

Solo un enorme espasmo. Todo vacío.

Despreocupado, como nunca

Cerca del abismo, como nunca 

Tetractys

Tetractys

Bajo la montaña sagrada

Al sol poniente

Alli habitas

Eterna

Phascivm

Phascivm

Vuelvo.

Aquí, a frecuentarte, a hacerme el encontradizo

Aunque ya no eres tu, eres otra

Por eso te quiero lo mismo

Porque eres tu de nuevo. Pero por fin no eres tu

Y todo empieza ahora

Piros

Piros

Una vez más, al final

Cuando el fin deseado está tan cerca que casi se huele.

Después de tantas jornadas de camino, de obstáculos superados con un solo objetivo

Al final, ese hermoso sendero que se desvía

 

El espectro

El espectro

Corro los lejanos parajes de tus sueños envuelto en sombras, sembrando
vientos sordos en tus silencios eternos. Evitas cruzar mi mirada
invisible con la tuya, cuando en la calle pasas junto al hueco en el
que tu diapason desafina. Rasgo tu perfume dulce esparcido en la
provincia que gobiernas, y tu pelo roza mi cara fantasmal cuando surco
las aguas marrones que llevan a un negro mar que no eres tu. Soy un
espectro.

Ulises andrajoso

Ulises andrajoso

Los objetivos, los sueños, los fines gloriosos, no existen. Más bien aquello perseguido gusta de presentarse inesperadamente y en aspecto andrajoso, como Ulises al retornar a Itaca.

Por eso el riesgo de matar a los propios sueños es mayor cuanto más cerca se encuentra uno de ellos

La chica atractiva

La chica atractiva

La chica es atractiva.

No sé si el bar tiene música, y eso que llevo un buen rato dentro, pero el repiqueteo de los platos y los vasos de café sobre la barra y las mesas es mejor que si la hubiese. El camarero es un tipo a las puertas de la vejez, educado, eficaz, y que mueve a tratarle de usted. Pero de usted como aquellos amigos del siglo XIX, que se seguían tratando de usted después de cincuenta años de trato diario. Quisiera ir al baño, pero un amable ecuatoriano está sacando los barriles de cerveza justo por el estrecho pasillo que conduce hasta él. Al lado, más allá de un enorme espejo, otras personas iguales que las de la entrada, pero todas zurdas, siguen tomando café un poco aceleradamente, y al fondo una puerta da a otra calle en la que todo es igual que esa por la que he entrado, solo que al revés.

Entonces entra ella, despreocupada pero apremiada. Saluda con naturalidad al camarero venerable y a algunas mesas que están detrás, mientras pide un café y se enciende un cigarro a la vez. Sin duda trabaja por aqui cerca. Apura su café y su cigarro mirando a la calle a través del espejo de la barra, y repasando de reojo el periódico que yo hojeo repasándola de reojo a ella. Es rubia. O quizá morena. Tiene el pelo rizado, pero a veces es liso. Y cruza las piernas sobre la banqueta, balanceándo su fina sandalia, como en una canción de Sabina, como si el metro pasase por la puerta. Tirso de Molina, Sol, Gran Via, Tribunal... Santander.

Consigo ir al baño, dejando el periódico y parte del cortado sobre la barra. "Cuando vuelva pagaré su café" pienso entre otras tonterías mientras entro en el pasillo.

Cuando salgo, ella está recibiendo los cambios mientras miraba hacia la tele, aunque a mi me gustaría pensar que me buscaba con la mirada. Así que me ahorro 0'90€ y un posible ridículo. ¿Tendrá su propio negocio? quizá una mujer independiente que ha abierto una tienda única en Zaragoza, una mujer moderna, de esas a las que pone nerviosa que les abran las puertas, de esas fuertes e independientes, de esas modernas, decía. Paso junto a ella y liquido el café sin sentarme en la banqueta, mientras se despide dulcemente y sale a la calle. Y yo la miro en el espejo de detrás de la barra, como si estuviese escapando de un cuadro de Manet y no fuese volver nunca más a ser unas cuantas pinceladas juntas en un pastoso lienzo matutino.

Me escondo de nuevo tras las gafas de sol, y salgo a la calle. La chica atractiva está abriendo una persiana justo al lado. Pienso que de espaldas es igual de atractiva que de frente. Cruzo la calle mirando a un lado, al otro y hacia atrás, jugándome los sueños entre el tráfico.

La chica atractiva entra en la tienda.

La tienda es una tienda de lencería, con un escaparate de sensual lencería.

Es tan dificil ser un hombre a la moderna...

Tartaro

Tartaro

No soy tímido.

No soy tonto.

No soy huraño.

No soy homosexual.

No soy retrasado. No soy mormón.

No soy estúpido.

 

Simplemente, no sé amar.

Crónicas...

Crónicas...

Un minuto antes era invierno en Zaragoza

La Balada de Kamala

La Balada de Kamala

Como uno de esos universos que se expanden indefinidamente. Todo está mas lejos que cuando estuvo cerca, hasta el punto de que nada parece estar cerca ya. Como un inmenso salar en el que la única e impertinente compañía es la propia sombra, atada a los pies como el cepo testigo de una pena que es uno mismo.

Algo pasó cuando, dejándome llevar como la piedra en el lago, buscaba el camino más corto hacia el fondo. Y ahora no hay mas fondo que un horizonte huidizo.

Solo sé que una vez ame, aunque a ciencia cierta no sé si fue amor o solo una cubertería repujada. O quizá una grapadora oxidada. Y ahora busco grapadoras oxidadas con las que demostrar mi amor a las peregrinas que pasan junto al roble quebrado por el rayo, aquel junto al cruce. No deben de tener nada que grapar.

Y luego este pertinaz viento caliente que rasca la corteza de los cajicos...

Apvd Ara Fluvvim

Apvd Ara Fluvvim

Estoy aqui

Y tu tan lejos que necesito mis prismáticos hechos de recuerdos para intuirte.

Es el tiempo de la parada de los golpes, el desfile de la nada. El horizonte es nítidamente vacío, y dedico cada día escrupulosamente a equivocar las palabras con las que equivocarme.

Los pájaros de verano, las aves de paso, sobrevuelan mi laguna maloliente sin que ellas ni yo decidamos abandonar nuestra estúpida actitud, en espera de una mano equivocada a la que tendernos.

Y mientras, el río sigue hablándome en un idioma que me empeño en desconocer. En este atardecer solemne.

Todo ha cambiado. Todo permanece inmóvil